Y Marcharon,
Marcharon hacia un lugar desconocido (o tal vez no), un sitio, en el cual esperaban encontrar la paz, la calma, tal vez la armonía tan deseada que un día tras otro, se va buscando, hacia un paraíso que tal vez no exista pero que se desean, buscando la comprensión de las personas, dejando a un lado toda aquella inquietud, todo aquel malestar de lo que nos rodean, buscando simplemente la tranquilidad y el bienestar.
Cuando vemos que todo aquello por lo que luchamos, se desvanece, no por que no valga, no porque no lo consigamos, no porque nos lo quiten, simplemente, por que no aceptamos el resultado de lo sucedido.
Nos planteamos un comienzo y un final, deseamos siempre que venga a nosotros lo mejor que nos merezcamos sin importarnos el que, simplemente y llanamente lo que nos corresponda, que irónicos somos no?
Lo mejor, y cuando nos llega, la mayoría de veces no negamos y decimos:
“Joder si esto es lo mejor, que será lo peor”
Si lo pedimos y acto seguido lo rechazamos, cuando una vez pasado el tiempo, y vemos realmente el resultado, cuando recapitulamos hacia atrás, también decimos,
“Ojalá y me hubiera sucedido antes”
Somos impacientes, lo queremos todo de hoy para ayer, no somos consciente del camino que ha de recorrer las cosas para que sucedan y tengan un final feliz, si un final feliz, todo lo que comienza tiene un final feliz, y si no es así es que aun no ha terminado (¿quien lo dijo?, no lo se, pero cuanta verdad es).
Nos obsesionamos con pequeñas cosas, las cuales nos aferramos a ellas, deseamos que las cosas empiecen o terminen, reclamamos nuestro espacio, y a la vez pensamos y deseamos lo contrario. Que contrariedad, no?, pues si lo hacemos todos sin excepción alguna, nos creemos superiores a la persona que tenemos al lado la alabamos y la maldecimos a la vez, le gritamos, amedrantamos y la hacemos sentir mal, avasachandola, por que realmente nos sentimos inferiores o tenemos miedo, como una vez leí,
“Cuando dos personas discuten, el primero que alza la voz, es el que no tiene razón.”
Miramos de dar (o eso creemos), sin pedir nada a cambio o sin esperar hacerlo, pero realmente es así?, claro que no en el fondo todos esperamos ese intercambio, es como aquel que lanza una moneda al aire y dice,
“si sale cara, será esto, y si sale cruz, aquello”
Nos gusta ser engañado pues durante todo el recorrido vamos pidiendo inconscientemente un lado u otro de la moneda, y si no sale así, volvemos a lanzarla, o no.
Y por eso seguimos marchando y caminado por este camino que es la vida, y recordando que todo tiene un comienzo y un final feliz, que hemos de disfrutar el camino en todo su esplendor, a cada paso, a cada día que recorremos y si creemos que hemos llegado al final y este no tiene un final feliz, seguid caminando, pues el camino aun no ha terminado pues todo tiene un final feliz.
Disfrutad intensamente en la marcha de ese camino. Feliz dia.
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