Recuerdos, de un pasado no muy lejano, o tal vez si, recuerdos de una estancia, de un lugar de una compañía, de unas palabras la cuales nos pudieron dar aliento en un momento determinado. Determinado por unas secuencias de un tiempo tal vez muy cercano y lejano a la vez, de un tiempo el cual desearíamos con toda nuestra vida el poder repetir, el poder revivir cayendo en la vanidad, en el mal entender que tal vez, se pudiera convertir en el peor momento de nuestra vida, dándonos cuenta de que no hemos aprendido nada en nuestro caminar de la vida. 

Todos los sucesos pasados de nuestra vida son para aprender de ellos, para no volver a repetir una y otra vez en nuestras equivocaciones, el aprender lo que no debemos volver a hacer y sin embargo lo realizamos.

Recuerdos, de todas aquellas personas que ya no están junto a nosotros, que tanto nos enseñaron en su día y sin embargo no le dimos aprecio, que no las escuchamos dándonos de sabios sin haber aprendido absolutamente nada, y sin embargo ahora con el paso del tiempo nos damos cuanta y echamos en falta su presencia y sus palabras tan sabias que recordamos ahora tras su falta.

Recuerdos, de un camino en el cual recorremos ahora, mirando muchas veces hacia atrás, intentando verlos nuevamente, y solamente pudiendo ver unas escenas en el pasado de sus actos, sus palabras, sus risas y sus tristezas que creíamos injustificadas en su día y cuan certeras las vemos ahora, pues repetimos todos sus actos que un día decíamos que no haríamos nunca y que en realidad vamos repitiéndolas todas y cada una de ellas.

El recuerdo, es para eso para recordar, pero no para revivir, y no para sentirlos, sino para mejorar en nuestra forma de vida, en nuestra forma de ser y comportarnos y el respetarnos para conocer verdaderamente la felicidad y que todos aquellos seres queridos que ya no están junto a nosotros nos puedan ver allá donde estén y así puedan descansar en paz.