Viajamos continuamente por un camino indefinido, tanto en el tiempo, como en nuestra vida, aceptando tal vez, solamente tal vez y en ocasiones muy esporádicas nuestros pensamientos, nuestras decisiones, por que siempre vamos al compas de los demás. De lo que nos dicen, de lo que nos indican, y siempre nos engañamos diciendo que somos nosotros quien decidimos nuestro camino.
Somos de tal manera que incluso, y aun siendo dirigidos en nuestro camino y rechazando el serlo, nos atrevemos a dirigir el de los demás, muchas veces haciéndolo sin darnos cuenta y otras tantas por querer sobresalir de los demás y poder decir” y yo más», ese yo mas nuestro maldito ego, el cual nos sale continuamente, y sin parar. Queriendo dirigir la vida de los demás, y al final nos toca el aceptar sus decisiones o comentarios, haciéndolos nuestros y olvidándonos de que previamente lo hemos rechazado diciendo que no tienen ni idea de lo que hablan puesto que nosotros todo eso ya lo hemos echo y probado y no es así, cuando en realidad no tenemos ni idea de lo que decimos o hacemos.
Y seguimos viajando continuamente en ese camino de nuestra vida intentando dirigir no solamente nuestras vidas si no también la de todos los que nos rodean tanto seres queridos, como extraños, dándonos continuamente de sabios , cuando en realidad y como decían nuestros mayores «APRENDIZ DE TODO Y MAESTROS DE NADA», esos mayores que tanta rabia nos daban en nuestra adolescencia, esas personas a las cuales les decíamos que no tenían ni idea de lo que decían, que rechazábamos sus consejos, esas personas a las cuales les llegábamos a decir que cuando ellos iban nosotros ya habíamos vuelto, esas personas en las cuales nos hemos convertido nosotros ahora, y tras el paso del tiempo, tras el paso de ese viaje, hemos de darles la razón en tantas cosas que nos decían, y ahora somos nosotros quien las decimos.
Viajando en el camino de la vida, hemos de aprender a escuchar, a dejar hablar, a analizar lo que nos dicen para poder responder y así poder aprender durante todo el recorrido de ese camino, el cual nos lleva a la grandeza de nuestro ser y a nuestra verdadera felicidad.
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